Srinagar… oh, Srinagar. We came to this Muslim stronghold of India, but ironically learnt a lesson about karma. We had the opportunity to skip Kashmir altogether, but because Caleb said it would be important in the future to be able to brag to other people about going to this “terrorist-infected” region, we took a twenty-hour bus-ride through the mountains from Leh to Srinagar. Of course, when we arrived and left the area populated by Punjabi tourists with big bellies and designer sun-glasses (all of whom would try to get me to talk to them), we discovered old Srinagar and some of the kindest, gentlest people we have met so far in India. Perhaps, the fact that we thought we were being so badass in coming to this region, which is in fact populated by wonderful people who have a legitimate claim to their autonomy, is why Caleb got his third intestinal infection in two months; for three days Caleb quivered with a fever begging me not to make him take another cold shower, and complaining with heavy tears in his heart about the viscosity or lack thereof of his poo. It may be also be karma, that I discovered Kashmiri men, and no longer look at Caleb with the same passion. [This section written by Caleb.]
El caso es que como en Kashmir hay tantos problemas políticos, muy poquitos turistas "blancos" van allá, y por eso la infrastructura de la ciudad está enfoacada a turistas indios, especialmente de Punjab. Eso se traduce en: no pizza, sólo comida india, toda muy rica, pero muy picante; no trago porque es una ciudad musulmana; gente en absolutamente todos los rincones; y muchos, muchos, muuuuchos hombres en la calle tratando de venderle cosas a uno. En conclusión, después de cinco horas nos queríamos ir; ya estábamos mamados de decir "no gracias, no queremos paseo en shikara (canoa)", "no. gracias no queremos pashminas", "no, gracias, ya tenemos hotel", "¡Nooooo!".
Pero Srinagar tiene un gran atractivo: los botes que uno puede alquilar como hotel. Son hermosos y son de gran tradición en Srinagar porque cuando los ingleses vendieron Kashmir, no tenían derecho a comprar tierra en la ciudad y entonces volvieron sus botes casas para poder vivir allí. Ahora las alquilan a turistas y por supuesto es una gran opción para alejarse de la locura punjabi. Pero a Caleb y a mí nos alcanzaba el presupuesto para un botesito a punta de naufragar, además preferíamos estar en la ciudad para experimentar el ambiente político.
Así que nos quedamos en nuestro hotelito que tenía vista al lago, al menos para ver los botes desde la distancia.
El primer día nos fuimos a la zona comercial de la ciudad a buscar un restaurante tradicional kashimiri porque nos habían dicho en Ladakh que los kashimiris comían mucha carne. Y ya era hora de comer carnita, después de casi un mes vegetariano. Aunque fuera carne de oveja. Mientras caminábamos hacia allá nos dimos cuenta de que todas las tiendas estaban cerradas y asumimos que era un festivo religioso. El restaurante, afortunadamente, estaba abierto, y pudimos comernos unas albóndigas de oveja con Malawi Kufta (¡una cosa especitacular! son como unas bolitas de queso en una salsa de mantequilla y tomate con pistachos rallados encima). Cuando llegamos al hotel, el calendario afirmó nuestras sospechas: era el día de los mártires.
Por la noche salimos a caminar por barrios menos turísticos y nos enamoramos de Srinagar. La arquitectura es muy europea, pero está vieja y apropiada por kashimiris que le ponen un toque indio/musulmán. Me recordó mucho a La Habana. En una pequeña tiendita paramos a comprar agua y el periódico y oh desgracia. En efecto era el día de los mártires, pero no mártires religiosos como habíamos pensado, sino mártires políticos y tanto el gobierno como la oposición habían organizado marchas y manifestaciones en la ciudad vieja. Nuestra oportunidad de vivir el conflicto político de Kashmir en carne y hueso se había desvanecido en una albóndiga de oveja.
Resulta que el 13 de julio de 1931, afuera de la prisión central, unos manifestantes musulmanes se sublevaron porque ese día sentenciaban a uno de sus líderes. Ellos se oponían al régimen totalitario y déspota de la dinastía Dogra, la familia a la que los ingleses le "vendieron" Kashmir. Una dinastía hindú, que discriminaba a los musulmanes, incluso cuando éstos constituían el 80% de la población. El problema actual, sin embargo, es que el gobierno--que es musulmán--dice que los mártires del 13 de julio peleaban por derrocar a los Dogra y por establecer un régimen democrático en Kashmir; mientras que la oposición dice que la causa por la cuál los mártires del 13 de julio fueron asesinados todavía está incompleta, porque aunque Kashmir goza de un sistema democrático, no es todavía un estado independiente y continúa siendo un territorio disputado por India y Pakistán. Por eso este festivo es tan importante y tan valioso para mabas fuerzas políticas en Kashmir, tanto para los unionistas como para los separatista. Pero Cañeb y yo andábamos ocupados comiendo Malawi Kufta.
Al otro día, muy resignados, decidimos ir a la ciudad vieja para visitar las tumbas de los mártires, la mezquita y la "tumba de Jesús". Resulta que según algunas tradiciones musulmanes, Jesús no fue asesinado en la cruz sino que después de crucificado los judíos lo bajaron de la cruz todavía vivo. Y después de eso Jesús se vino para el norte de la India, en donde murió. Acá en Srinagar está la tumba e incluso hay un ataúd. No pude tomar fotos porque está prohibido, pero muy interesante.
La ciudad vieja fue maravillosa. Los musulmanes kashimiris son un amor y nos trataron muy muy bien. Cuando nos perdíamos con mucho gusto caminaban con nosotros hacía nuestro destino y nunca con la intención de vendernos algo. Además nos invitaban a pasar a las mezquitas y a tomar fotos si queríamos. El mejor día en Srinagar sin dudas, porque después Caleb se enfermó y tuvo fiebre dos días seguidos.
El caso es que como en Kashmir hay tantos problemas políticos, muy poquitos turistas "blancos" van allá, y por eso la infrastructura de la ciudad está enfoacada a turistas indios, especialmente de Punjab. Eso se traduce en: no pizza, sólo comida india, toda muy rica, pero muy picante; no trago porque es una ciudad musulmana; gente en absolutamente todos los rincones; y muchos, muchos, muuuuchos hombres en la calle tratando de venderle cosas a uno. En conclusión, después de cinco horas nos queríamos ir; ya estábamos mamados de decir "no gracias, no queremos paseo en shikara (canoa)", "no. gracias no queremos pashminas", "no, gracias, ya tenemos hotel", "¡Nooooo!".
Pero Srinagar tiene un gran atractivo: los botes que uno puede alquilar como hotel. Son hermosos y son de gran tradición en Srinagar porque cuando los ingleses vendieron Kashmir, no tenían derecho a comprar tierra en la ciudad y entonces volvieron sus botes casas para poder vivir allí. Ahora las alquilan a turistas y por supuesto es una gran opción para alejarse de la locura punjabi. Pero a Caleb y a mí nos alcanzaba el presupuesto para un botesito a punta de naufragar, además preferíamos estar en la ciudad para experimentar el ambiente político.
Así que nos quedamos en nuestro hotelito que tenía vista al lago, al menos para ver los botes desde la distancia.
El primer día nos fuimos a la zona comercial de la ciudad a buscar un restaurante tradicional kashimiri porque nos habían dicho en Ladakh que los kashimiris comían mucha carne. Y ya era hora de comer carnita, después de casi un mes vegetariano. Aunque fuera carne de oveja. Mientras caminábamos hacia allá nos dimos cuenta de que todas las tiendas estaban cerradas y asumimos que era un festivo religioso. El restaurante, afortunadamente, estaba abierto, y pudimos comernos unas albóndigas de oveja con Malawi Kufta (¡una cosa especitacular! son como unas bolitas de queso en una salsa de mantequilla y tomate con pistachos rallados encima). Cuando llegamos al hotel, el calendario afirmó nuestras sospechas: era el día de los mártires.
Por la noche salimos a caminar por barrios menos turísticos y nos enamoramos de Srinagar. La arquitectura es muy europea, pero está vieja y apropiada por kashimiris que le ponen un toque indio/musulmán. Me recordó mucho a La Habana. En una pequeña tiendita paramos a comprar agua y el periódico y oh desgracia. En efecto era el día de los mártires, pero no mártires religiosos como habíamos pensado, sino mártires políticos y tanto el gobierno como la oposición habían organizado marchas y manifestaciones en la ciudad vieja. Nuestra oportunidad de vivir el conflicto político de Kashmir en carne y hueso se había desvanecido en una albóndiga de oveja.
Resulta que el 13 de julio de 1931, afuera de la prisión central, unos manifestantes musulmanes se sublevaron porque ese día sentenciaban a uno de sus líderes. Ellos se oponían al régimen totalitario y déspota de la dinastía Dogra, la familia a la que los ingleses le "vendieron" Kashmir. Una dinastía hindú, que discriminaba a los musulmanes, incluso cuando éstos constituían el 80% de la población. El problema actual, sin embargo, es que el gobierno--que es musulmán--dice que los mártires del 13 de julio peleaban por derrocar a los Dogra y por establecer un régimen democrático en Kashmir; mientras que la oposición dice que la causa por la cuál los mártires del 13 de julio fueron asesinados todavía está incompleta, porque aunque Kashmir goza de un sistema democrático, no es todavía un estado independiente y continúa siendo un territorio disputado por India y Pakistán. Por eso este festivo es tan importante y tan valioso para mabas fuerzas políticas en Kashmir, tanto para los unionistas como para los separatista. Pero Cañeb y yo andábamos ocupados comiendo Malawi Kufta.
Al otro día, muy resignados, decidimos ir a la ciudad vieja para visitar las tumbas de los mártires, la mezquita y la "tumba de Jesús". Resulta que según algunas tradiciones musulmanes, Jesús no fue asesinado en la cruz sino que después de crucificado los judíos lo bajaron de la cruz todavía vivo. Y después de eso Jesús se vino para el norte de la India, en donde murió. Acá en Srinagar está la tumba e incluso hay un ataúd. No pude tomar fotos porque está prohibido, pero muy interesante.
La ciudad vieja fue maravillosa. Los musulmanes kashimiris son un amor y nos trataron muy muy bien. Cuando nos perdíamos con mucho gusto caminaban con nosotros hacía nuestro destino y nunca con la intención de vendernos algo. Además nos invitaban a pasar a las mezquitas y a tomar fotos si queríamos. El mejor día en Srinagar sin dudas, porque después Caleb se enfermó y tuvo fiebre dos días seguidos.
Las tumbas de los martires con las flores que los manifestantes les llevaron el dia anterior |
En los alrededores de la mezquita. |